Alaska y Mario revelan recuerdos y anécdotas de la emblemática Casa Bibiana en un fascinante recorrido.

02/01/2025

Uno de los grandes momentos de la semana es disfrutar de la lectura de ¡HOLA! los miércoles, idealmente en compañía. Es una experiencia que se disfruta mucho más que un brunch de tortitas en el Vips. Sin embargo, es recurrente escuchar a alguien, a veces con un aspecto bastante desaliñado, comentar al ojear el reportaje principal de la revista, donde se exponen impresionantes salones, jardines, dormitorios y antigüedades (o modernidades) de la casa destacada de la semana, con un tono despectivo: "Vaya, se nota que estos propietarios no limpian eso...". Este "eso" suele llevar consigo una clara envidia, un conflicto social no resuelto o, a menudo, ambos.

Lo cierto es que nuestros protagonistas, Alaska y Mario, cuentan con la ayuda de una asistente que se encarga de mantener su hogar impecablemente ordenado. Esta ayudante, a quien ellos adoran y cuyo nombre es Gabriela, tiene la capacidad de recordar con precisión dónde va cada cosa, como si fuera una ingeniera espacial. Alaska comparte esta misma manía por el orden; su agenda está codificada por colores: "Morado para el trabajo, azul para lo personal...", organizando su vida con meticulosidad.

La decoración de su hogar, Casa Bibiana, es un claro reflejo de su estilo: no se trata de una fusión ecléctica, sino de un conjunto que mezcla sus pasiones, recuerdos y obsesiones. Mientras que Mario se inclina hacia lo que él llama 'pastiche', Alaska prefiere un enfoque más estructurado que defiende la idea de que "menos no siempre es más". Esta casa madrileña presenta un rincón de México, cerrando la brecha cultural entre su origen y su vida actual, creando un espacio que evoca desde Coyoacán hasta Baja California, lo que resulta en una mezcla vibrante de colores, arte precolombino y muebles kitsch.

Cuando la pareja habla de sus bienes inmuebles, no sólo mencionan sus años de convivencia, sino también cómo estas propiedades han evolucionado con ellos. Como explica Mario, „el espacio es fundamental para nuestra felicidad”. Al mencionar que tienen varias casas, Alaska aclara que todo se articula en torno a una sola con diferentes ambientes.

Su charla incluye anécdotas sobre la forma en que han construido su vida juntos, repleta de arte y creatividad. Detalles de su relación se entrelazan con la decoración de su hogar, y se hacen eco de sus amistades artísticas y de cómo estas influencias se manifiestan en su día a día. Desde cuadros de amigos artistas hasta una especial decoración llena de significado, cada objeto tiene su historia y su lugar.

La clave de su hogar está en que refleja su personalidad y la alegría que desean compartir con quienes los rodean. Tanto sea a través de su hogar en sí o mediante la enseñanza de sus ideas a las nuevas generaciones, Alaska y Mario muestran que la belleza y el arte no necesariamente tienen que estar ligadas a la ostentación, sino a la conexión emocional que cada elemento puede brindar. En definitiva, la esencia de Casa Bibiana radica en ser un espacio que respira amor, felicidad y creatividad en cada rincón.

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