Esta semana hemos conocido oficialmente lo que era un secreto a voces: Isabel Aguilera desertará del puesto que nunca ejerció, es decir, dejará de ser Secretaria Local del partido y responsable del Grupo Municipal socialista. ¿Y quién ocupará su lugar? Pues la respuesta a esa pregunta tiene aún menos misterio. Cualquier rondeño conoce desde hace tiempo que Francisco Cañestro ocupará el trono socialista que de facto ha venido ejerciendo durante estos años, porque todos sabíamos que era él quien manejaba los hilos del partido y dictaba a los concejales socialistas lo que en cada momento tenían que hacer o decir. Que encima se autodenominara “ciudadano de a pie” era una broma que provocaba muy poca gracia en la calle Chica.

Y es que el tiempo tiene muchas virtudes y una de ellas la capacidad que le ofrece a uno para comprender hasta qué punto estaba todo pactado y manipulado, “atado y bien atado” que diría otro Francisco refiriéndose a su propia sucesión. Aguilera, que tiene el más que dudoso honor de haber protagonizado los dos fracasos electorales -local y autonómico- más estrepitosos de toda la historia del PSOE rondeño, anunciaba esta semana en rueda de prensa la convocatoria de primarias a las que no se presentará (¡oh, sorpresa!), mientras lo decía sonriente y feliz, porque el plan había funcionado.

Y es que si hay algo que ha quedado claro es que el “plan” de Aguilera y Cañestro ha funcionado: primero, tenían que desbancar a Valdenebro y los suyos; segundo, Isabel utilizaría a Ronda como resucitador de su carrera política y como trampolín para saltar a Sevilla; y tercero, Paco se dedicaría a dirigir el partido en la sombra y a controlarlo todo, preparándose para ocupar el sillón que iba a quedar vacante… Claro que se ha cumplido el objetivo que ambos tenían preparado en una carrera digna del alumno más aventajado, porque quien trabajó en la Faffe ahora disfruta del nada despreciable sueldo de parlamentaria, y quien trabaja en Recaudación será el candidato socialista que siempre soñó ser.

Tan satisfecho está Cañestro del éxito obtenido que han decidido emprender su campaña de autopromoción organizando un homenaje a su persona, absolutamente absurdo y surrealista, en la terraza de un hotel. Somos mayoría los que hemos recibido por WhatsApp una invitación al acto a modo de collage de fotos, que recuerda enormemente a los que algún “ciudadano de a pie” diseña habitualmente para el Facebook del partido: casualidades de la vida. Resulta difícil de creer que no haya nadie a su alrededor que no sea capaz de hacerle ver el ridículo tan espantoso que está haciendo, aunque solo sea por caridad cristiana. Personalmente se me viene a la memoria aquel disparatado episodio protagonizado por Pedro Sánchez, cuando difundió unas imágenes siendo recibido por sus propios ministros, que le aplaudían a la entrada de una reunión.

Hay algo peor que perder votos, y es perder la dignidad y la credibilidad. Aún recordamos cómo los socialistas se pasaron toda la campaña electoral y primeros años de alcaldía difundiendo el bulo de que la entonces candidata del Partido Popular no pretendía ser alcaldesa sino irse a Sevilla a ocupar un carguillo. Ahora, una vez comprobado que Aguilera no ha desaprovechado la primera oportunidad que ha tenido para poner tierra de por medio y dejar tirados a sus votantes, es evidente que ambos han quedado como Cagancho en Almagro. Y eso es algo que difícilmente olvida el electorado.

Y no quiero despedir esta triste historia sin acordarme de los figurantes o pagafantas, de esos concejales -y concejalas, especialmente concejala- que por su formación y capacidad todos veían como sucesora natural, porque nadie concebía -su padre aún menos- que eso de heredar el trono se diera en un partido de “hondas raíces republicanas y feministas”. Ay, si alguien escuchara las cosas que se dicen en petit comité, ¿Verdad?…

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