Árbol típico de nuestros paisajes serranos, cuyo nombre científico es Prunus Dulcis para la variedad dulce y Prunus Amygdalus para el amargo . Su origen se encuentra en las montañas de Asia central . Cultivado en Persia y la antigua Mesopotamia. El almendro en España se cree que lo propagaron los romanos. Lo llamaron nuez griega, quizás por su origen oriental. En terrenos fértiles puede superar los 10 metros, teniendo una longevidad de unos 50 años.

En estas fechas los encontramos en plena floración sobre todo la variedad amarga, que suele ser la primera en florecer. Los cultivares de variedades dulces florecen escalonadamente hasta el mes de marzo con el objeto de poder evitar heladas de esta estación y poder aumentar la cosecha del mismo.

El árbol del almendro es bastante rústico. No necesita demasiados cuidados, ya que posee una madera muy dura. Es capaz de absorber 15 kg de dióxido de carbono, contribuye por ello a evitar el cambio climático y la desertización. Su floración aunque nos pueda parecer un gesto descabellado y provocador, en la naturaleza no existe esfuerzo inútil y se lleva a cabo en a época más fría del año. El objeto no es otro que poder disponer de suficiente tiempo y humedad para producir la siguiente cosecha en verano. Donde nosotros percibimos un esplendor efímero, él ve una oportunidad .

 

El fruto del almendro

De las almendras amargas se aprovecha su aceite, es emoliente y está recomendado para las afecciones de la piel, en cambio se debe de tener cuidado con su ingesta , ya que pueden ser perjudiciales para el ser humano debido a que posee ácido cianhídrico. Las almendras dulces son muy nutritivas y necesarias para la salud humana, ya que poseen gran cantidad de calcio, hierro y fósforo .

Se recomiendan en época de estrés o de necesidad de rendimiento intelectual, ayudando también a paliar las afecciones cardíacas y favorecer la circulación. Ya los antiguos egipcios tenían en gran estima a las almendras, de hecho entre los alimentos encontrados en la tumba de Tutankamón se localizaron varias de estas junto a la momia egipcia.

En estas fechas es un buen momento para salir a la naturaleza y contemplar los almendros en flor, y sobretodo disfrutar de su olor, es algo único e inigualable, un espectáculo natural en pleno invierno . En nuestra serranía los podemos encontrar en muchos lugares, pero donde existen con mayor profusión son en las zonas cercanas al tajo o la barriada de «La Planilla».

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