El Señor de Ronda regresa a las calles, desatando fe y fervor entre los fieles.
18/04/2025

Ronda volvió a vivir una de las noches más significativas y esperadas de su calendario, tras la interrupción del año pasado por culpa de la lluvia. El Jueves Santo de 2025 será recordado por los rondeños como el instante en que el Señor de Ronda se reencontró con su comunidad. La Antigua y Venerable Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno y Nuestra Señora de los Dolores llevó a cabo su estación de penitencia de manera puntual, saliendo desde la Parroquia de Nuestro Padre Jesús a las 23:00 horas.
El recorrido, lleno de simbolismo y espiritualidad, llevó al Señor a través de emblemáticas calles de la ciudad como Real, Santa Cecilia, Virgen de los Dolores, Cruz Verde, Almendra y la Plaza del Socorro, regresando al templo a las 03:15 horas. Su paso por el palco de toma de horas se registró a la 01:15. Durante todo el trayecto, los ciudadanos manifestaron su devoción, llenando las calles de recogimiento y respeto. Ronda se entregó a su Señor, ansioso por su regreso anual, creando un ambiente en el que el silencio reverente, los rezos en voz baja, los aplausos contenidos al compás de los costaleros y la música cofrade ofrecieron una experiencia única.
Los sones de la Banda de Cornetas y Tambores “Nuestra Señora del Rosario” de Arriate acompañaron el paso del Señor, mientras que la Banda de Música “Maestro Paco Tenorio” daba vida tras el palio de la Virgen de los Dolores, dándole un toque solemne a una madrugada que quedará grabada en la memoria de los presentes. Este año, se evidenció de nuevo que Ronda no solo rinde culto, sino que vive intensamente la devoción hacia su Nazareno. El Señor de Ronda no caminó en soledad: toda la ciudad se unió en un acompañamiento fervoroso, renovando su fe y su promesa en una noche en la que el fervor se transformó en un testimonio vivo de una tradición que perdura a lo largo de los años.
La conexión profunda entre la comunidad y su imagen religiosa se hizo palpable en cada rincón, y los rostros de los asistentes reflejaban una mezcla de emoción y solemnidad. El frío de la madrugada no pudo apagar el ardor del alma rondeña, que se volcó en un abrazo colectivo hacia su Señor, demostrando que la fe y la tradición son pilares inquebrantables de su identidad. Una vez más, los rondeños se reunieron para rendir homenaje a su figura más emblemática, manteniendo viva la tradición que ha sido transmitida de generación en generación.
Este Jueves Santo, más que una simple conmemoración, se convirtió en una celebración de la vida, la esperanza y la unidad de un pueblo que, a través de los años, ha aprendido a esperar con devoción el regreso de su Nazareno. La noche se despidió con un eco de tambor y el murmullo de los rezos, dejando una huella imborrable en el corazón de todos los que tuvieron el privilegio de acompañarle en su caminar por las calles de Ronda.
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