Eugenia de Borbón y Carlos-Constantino de Habsburgo deslumbran con su elegancia en un evento exclusivo.
06/12/2024

El Baile de Debutantes de París ha celebrado su 30 aniversario con un evento deslumbrante lleno de elegancia y sofisticación. Este icónico evento, que se lleva a cabo en el hotel Shangri-La, situado en un antiguo palacio del príncipe Roland Bonaparte, reunió a 19 jóvenes debutantes seleccionadas de diversos países, junto con sus familias, para vivir una velada benéfica organizada por la reconocida Ophélie Renouard. Los fondos recaudados se destinarán a la ARCFA y al Hospital Infantil Maria Fareri en Nueva York.
En un ambiente similar al de un cuento de hadas, las debutantes lucieron impresionantes vestidos de alta costura de marcas prestigiosas. Entre ellas, se destacó Eugenia de Borbón, de 17 años, hija de Luis Alfonso de Borbón y Margarita Vargas. Eugenia capturó la atención de todos al llevar un vestido de Carolina Herrera, el mismo que su madre lució en un evento hace más de una década. Este vestido de tul azul claro, adornado con hilos dorados, acentuaba su belleza, y su accesorio principal, una tiara proveniente de V Muse y valorada en 100.000 euros, la hacía parecer una auténtica princesa.
La tiara, una joya de 1935 diseñada por Boucheron, es notable no solo por su valor, sino porque también puede transformarse en un collar. Este distintivo elemento añadió un toque especial al look de Eugenia, que optó por un elegante peinado recogido en un moño de bailarina.
Durante la noche, después de una cena exquisita en los lujosos salones del hotel, las debutantes, acompañadas de sus caballeros, llevaron a cabo un espectáculo lleno de encanto. Eugenia desfiló junto al archiduque Carlos Constantino de Habsburgo-Lorena. El joven, de 20 años y con raíces austrohúngaras, pertenece a una familia con una rica historia aristocrática y compartió con Eugenia no solo su posición social, sino también una pasión por los caballos.
El baile comenzó con el tradicional vals entre Eugenia y su padre, el duque de Anjou, marcado por la melodía del “Danubio azul” de Johann Strauss. Esta emotiva apertura fue seguida por diversas actuaciones de los demás debutantes y sus acompañantes, quienes durante semanas habían ensayado para lograr una presentación impecable. Eugenia y Carlos Constantino destacaron en sus movimientos, realizando divertidas coreografías que sorprendieron al público.
La velada fue amenizada por una orquesta en vivo y se cerró bajo el resplandor de la Torre Eiffel, cuyo brillo se apagó al final de esta mágica noche. Este evento ha reafirmado su relevancia como un encuentro social de primer orden, destacando las raíces históricas, la moda y la beneficencia en un solo evento, convirtiéndose en una tradición que continúa deslumbrando a generaciones enteras.
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