“Esto era una UCI de mediados del siglo pasado”. Así definió el presidente de la Junta, Juanma Moreno, el panorama que las unidades de cuidados intensivos del hospital general del Virgen del Rocío. Esta semana, el líder del Ejecutivo andaluz inauguró unos nuevos quirófanos del hospital infantil del mismo centro sevillano. Y un centro de salud remozado en Jimena, en Jaén. Y unas obras en su capital, y así seguirá todo 2021. Son 1.007 obras, una lluvia de inversiones, finas pero agradecidas que van a mejorar las instalaciones de un sistema muy golpeado durante toda la segunda década de este siglo. El que más.  

Como la pandemia de Covid, eso no figuraba entre los planes del PP. Aunque la sanidad pública había sido un fértil elemento de desgaste que el PP utilizó desde la oposición contra el último Gobierno de Susana Díaz, los populares tenían otras prioridades para el sector. La atención, deteriorada durante los años de la recesión, debía mejorar, pero los objetivos iniciales eran otros: el final de la subasta de medicamentos, la participación del sector privado y la reparación de los médicos, el colectivo sanitario que más enfado había acumulado hacia los socialistas y de cuyo sindicato provenía el consejero de Salud, Jesús Aguirre.



Pero como le ocurrió al PSOE de Felipe González en 1982, que descubrió y se quedó fascinado con la Guardia Civil, el Gobierno de Juanma Moreno ha comprendido estos meses cuál es el verdadero significado de la expresión joya de la corona. La pandemia ha tensionado hasta la fatiga al sistema sanitario, pero también ha procurado un aumento del gasto que el Gobierno del PP y Ciudadanos no desea que sea agua pasada, por lo que se ha embarcado en una “estrategia de actualización” de una magnitud similar a las legislaturas en las que el PSOE construyó decenas de centros de salud para que fuesen la piedra angular del sistema.

Los gobiernos de todos los países han comprendido que la crisis económica que lleva aparejada la pandemia no podía tener el mismo tratamiento que la anterior recesión. El Ejecutivo de Pedro Sánchez ha tirado de la cartera, ha regado a las comunidades autónomos de fondos para la sanidad y la educación, pero ha asumido el déficit que está generando este monumental gasto social. Y Juanma Moreno, lejos de la ortodoxia liberal del PP madrileño, ha recogido la invitación. Esta semana ha inaugurado nuevas instalaciones en el Hospital Infantil del Virgen del Rocío, viajó a Jimena, en Jaén, para abrir un centro de salud y ya el viernes, en la capital jiennense, estuvo visitante el centro hospitalario de la ciudad. En pocos días, inaugurará la reapertura del Hospital Militar de Sevilla.

El Militar de Sevilla es un emblema para el PP, el centro fue cerrado por la anterior administración porque no figuraba en el esquema del SAS y ahora contará con cinco plantas operativas. Casi como el San Carlos de San Fernando, también de origen militar, y que ahora ha abierto una planta más para atender los peores tiempos del Covid.  

Los presupuestos de la Consejería de Salud ascienden este año a 11.772 millones de euros; el último que dejó Susana Díaz fue de 9.676 millones, hay 2.000 millones de euros más. La ex presidenta socialista tuvo que asumir los efectos negativos de unos recortes, silenciosos en el caso andaluz, que impuso varios años de recesión. Tuvo graves problemas políticos en Granada como consecuencia de una fusión hospitalaria que ensombreció la apertura de uno de los mejores hospitales del sur; hubo manifestaciones en Huelva, en Málaga y, a pesar de que fue aumentando el gasto respecto a los peores años de la recesión, el malestar entre el personal y el deterioro de la atención primaria se hizo palpable.

A ello se unió una decisión personal de Juanma Moreno. El presidente no sólo quería que el SAS invirtiese más, sino que se notase. Si el Hospital Militar de Sevilla iba a abrir, que abriese, quería aperturas e inauguraciones en un sector que hacía décadas que no disfrutaba de las obras. En Cádiz, el Puerta del Mar mejoró sus cocinas, abrió unas nuevas Urgencias pediátricas y, recientemente, un hospital de día quirúrgico. Y lo mismo ocurre en Huelva, en Málaga y en el resto de las provincias. El SAS anda metido en 1.007 obras por un importe total de 170 millones de euros.

De estas 1.007 obras, 138 son nuevas construcciones y 245 son ampliaciones de centros de salud u hospitales ya existentes, mientras que hay 624 de reformas que han llegado a casi todas las unidades del SAS. El Gobierno del PP también se ha marcado como objetivo abrir un tercer hospital en Málaga, el segundo de Cádiz posiblemente no se construirá, pero la capital de la Costa del Sol sí contará con una nueva alternativa para atender la demanda de su población creciente.

A pesar de que el consejero Aguirre provenía del Sindicato Médico, fue con este colectivo con el que mayores problemas tuvo al principio. No comenzó bien el cordobés con sus anteriores compañeros, pero las olas del Covid han dejado atrás unas fricciones que llegaron a preocupar bastante en el Gobierno andaluz. Una vez que la pandemia se calme, el consejero tendrá que plantearse cuál es el estado en que se queda la Atención Primaria, donde ahora se concentra el malestar de los usuarios. Hasta ahora, la versión del presidente Moreno es que no hay profesionales disponibles en las bolsas del SAS y que la situación de atasco en los centros de salud se prorrogará unos meses más, pero quizás ésta sea una versión optimista de un problema más profundo que estuvo entre las causas de la derrota de Susana Díaz en las urnas. 

 

    

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