Es muy conocido por veteranos. El teletrabajo existe desde los años 70 a raíz de la crisis del petróleo, siendo IBM pionera en experimentar con esta modalidad laboral para ahorrar costes en gasolina y tiempo con traslados diarios a la oficina.

Es evidente que cuando tenemos tiempo libre de calidad y vivimos desahogados, somos más felices, y también más productivos. E incluso los que somos capaces de producir con la mente en paz vivimos mucho mejor. El humano está incapacitado para funcionar como una máquina: necesita descanso para ser creativo, para fijar conocimientos, para dejar al cerebro funcionar y abrir nuevos caminos.

Además, este proceso es distinto para cada cual: hay personas que funcionan mejor por las mañanas que por las tardes; personas que funcionan mejor con jornadas intensivas y otras que responden mejor a ciclos de intensidad y descanso intermitentes… En definitiva, cada individuo es un mundo, y el teletrabajo permite, en general, la máxima flexibilidad en este sentido. Además, nos permite ganar tiempo para actividades de nuestro gusto, así como pasar más tiempo de calidad con nuestras familias o amistades (o con la inestimable compañía de un buen libro, mascota o una buena película).

Tenemos muchos abogados, agentes de seguros y agentes inmobiliarios que trabajan desde sus domicilios, afirma Germán Domínguez, comercial de Picasso Business Center, un centro de negocios ubicado en pleno centro financiero de Málaga capital.

 

Prácticamente un agente inmobiliario se da a conocer a través de su página web y campañas de publicidad en su zona, conoce a sus clientes en persona cuando visita la vivienda por primera vez para captarla o para venderla a potenciales compradores, el resto de su tiempo laboral es trabajo de oficina con ordenador y teléfono.

Muchos abogados trabajan con sus clientes por teléfono y correo electrónico, el trato personal se realiza en los juzgados, en salas habilitadas que dispone el Ilustre Colegio de Abogados, o visitas a domicilio para los letrados que ofrecen un trato muy especial, el resto es trabajo de despacho, burocracia con administraciones públicas, ordenador y mucho teléfono.

 

Disponer de una oficina virtual no desconecta físicamente con el cliente, se solventa con visitas personales que igualmente se realizaría trabajando en oficinas físicas o espacios compartidos de coworking.

Un despacho virtual ahorra a empresarios costes fijos en compra o alquiler de oficinas, impuestos como el IBI (Impuesto sobre Bienes Inmuebles) en caso de propietarios de oficinas, gasolina y sobre todo tiempo en traslados, atascos, vehículos en segunda fila y búsquedas de aparcamiento diarios en las cercanías de la oficina. Si la empresa esporádicamente necesita realizar una reunión de empleados, el alquiler de salas en hoteles en la ciudad es muy rentable, económico y con amplios aparcamientos incluidos en sus precios.

Cada vez alojamos más negocios de profesionales freelances, ofreciendo una mejor imagen a sus clientes con una sede en Málaga capital siendo atendidos hasta en 5 idiomas por una secretaria con un número de teléfono fijo propio malagueño con el nombre de su empresa y escaneando su correspondencia postal a diario enviándose por email, añade Germán.

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