Se comprometen a los siete meses de conocerse y celebran su boda en un pintoresco pueblo de Pamplona.
28/01/2025

Natalia y Daniel vivieron una hermosa historia de amor que comenzó de manera inesperada. Se conocieron en una celebración de cumpleaños el 7 de julio de 2023 en un restaurante de Madrid llamado Allegra. El destino quiso que ambos estuvieran allí; él, que venía de visitar Europa con su familia, y ella, que había cancelado una salida al festival MadCool. Con la mesa llena de gente, Daniel se sentó junto a Natalia, sin conocerla, lo que desencadenó una conexión inmediata entre ellos. "Nos presentamos de manera casual, disfrutando de la noche sin saber que estábamos conociendo al amor de nuestras vidas", recuerda Natalia.
Tras siete meses de relación,Natalia y Daniel decidieron dar el gran paso. La pareja coincidió en que cuando las cosas son claras, se siente de forma natural que esa persona es con la que deseas pasar el resto de tu vida. Finalmente, el 20 de septiembre de 2024, se unieron en matrimonio en un pintoresco pueblo de Navarra, donde Natalia llevó un inolvidable vestido de novia diseñado por Laura Monge, que incluía un escote en la espalda.
Desde un inicio, Natalia sabía cómo quería verse el día de su boda. Deseaba un vestido atemporal, que con el paso de los años siguiera gustándole al mirar las fotografías de su gran día. Se deshizo de las ideas de pedrería y encajes, tomando la decisión de optar por un material lujoso: un satén de seda con la espalda al aire. A última hora, junto a la diseñadora, añadieron un lazo negro de raso, el cual complementó a la perfección sus exclusivos zapatos bicolor de Chanel.
La diseñadora del vestido, Laura Monge, fue elegida por Natalia gracias a una recomendación de una amiga. A pesar del tiempo limitado para su confección, que fue de solo seis meses, Laura manejó todo el proceso con facilidad. El vestido de Natalia consistió en dos piezas que simbolizaban su personalidad: un vestido lencero que mostraba su espalda, cubierto con una capa de tela rústica semitransparente, que le dio un toque de elegancia al aportar un aire romántico.
Natalia eligió llevar únicamente dos joyas para su boda, ambas con esmeraldas, su piedra preferida. Le regalaron unos pendientes de esmeraldas y brillantes sus padres, y también incluyó una pulsera vintage familiar que adornaba una de las mangas de la capa.
El look completo de Natalia fue complementado por un maquillaje natural de la artista Andrea Michaus, quien capturó su esencia y la hizo lucir radiante. Para el peinado, María Daza creó un semirecogido con flequillo para la ceremonia, y más tarde, optaron por un estilo "clean" para el resto del evento.
El ramo fue preparado por su amiga Loreto Aycuens, utilizando flores como eucalipto y rosas rojas, que resultaron ser una elección perfecta para el gran día. "Lo vi la noche anterior a la boda y quedé enamorada de él", confiesa Natalia.
La pareja se casó en la iglesia de Santiago de Puente la Reina, donde el padre de Natalia restauró la casa familiar hace cuatro años. Tras la ceremonia, la celebración tuvo lugar en la Finca Pago de Arínzano, donde compartieron su felicidad con familiares y amigos de 14 nacionalidades diferentes. La boda fue organizada por la amiga de Natalia, Susana Freire, quien se encargó de cada detalle, asegurando que todo saliera a la perfección.
Daniel y Natalia aconsejan a las futuras parejas disfrutar de cada momento del proceso de planificación de su boda. "Recuerden que lo importante es celebrar el amor que les une y compartir los momentos especiales con quienes más quieren". En su historia, han demostrado que el amor verdadero aparece cuando menos lo esperabas y crece con el tiempo, transformándose en una hermosa realidad.
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