Título: "Inauguran monumento que simboliza unidad y esperanza en un momento crucial de la historia nacional."
31/12/2024
Una jornada que quedará en la historia de Dinamarca. Hace un año, la reina Margarita sorprendió al mundo con el anuncio de su abdicación tras más de cincuenta años de reinado. En este nuevo capítulo, es el turno de Federico X, quien ha tomado el relevo pronunciando el discurso de Año Nuevo, un hito importante que marca el inicio de su mandato tras haber sido proclamado el 14 de enero. A medida que se aproxima su primer aniversario como rey, ha dirigido un mensaje a la nación que se extendió durante 14 minutos, donde realizó referencias familiares y reafirmó el lema de su reinado. A continuación, reproducimos su discurso:
"La llegada del Año Nuevo resalta el paso del tiempo. Cuando el reloj indica la medianoche, dos años se encuentran, y el final se convierte en un nuevo comienzo. Esta noche, nos despedimos del año que se marcha y damos la bienvenida al que llega, como lo hemos hecho en numerosas ocasiones. Sin embargo, hay un cambio palpable. Para mi madre, la reina Margarita, para mí y para todos ustedes. Aunque hemos tenido un año para adaptarnos, soy consciente de que aún puede haber quienes sientan cierta inquietud ante mi figura. ¿Es posible que alguien que no sea la reina Margarita dé el discurso de Año Nuevo?"
Reflexionamos profundamente en Nochevieja. ¿Qué nos llevamos del año que termina y qué esperamos del que comienza? Hay un día que resuena especialmente para mí: el 14 de enero. Recuerdo el recorrido por las calles de Copenhague hacia Christiansborg, una experiencia que marcó el cierre del último Consejo de Estado de mi madre. Los momentos previos a abrir las puertas del balcón fueron tensos, llenos de anhelo. Mirando hacia la plaza, con una multitud ante mí y mi familia detrás, avancé sintiéndome apoyado y querido. Estar en el balcón junto a la reina Mary como la nueva pareja real danesa fue un momento abrumador. Ese recuerdo se queda con nosotros para siempre. Gracias a todos."
Un año atrás, mi madre ofreció su discurso número 52, un mensaje que sorprendió al anunciar su último. Esta noche, me corresponde a mí dar inicio a esta tradición. Todo tiene una primera vez y una última. Esos instantes destacan en la memoria, como el primer día de escuela o el último. Los recordamos y celebramos.
Este verano, nuestra familia también celebró un hito significativo: el final del bachillerato del príncipe heredero, un momento festivo que representa el cierre de una etapa de la educación juvenil. Siempre me ha encantado ese tiempo del año, cuando los jóvenes celebran su libertad con alegría y camaradería.
Sin embargo, no es sencillo para todos. Muchos adolescentes pueden sentirse perdidos durante períodos prolongados e incluso enfrentan la inseguridad. La falta de claridad puede ser abrumadora. A menudo, la clave es contar con alguien en quien confiar y apoyarse mutuamente. Las personas cercanas son pilares fundamentales tanto en momentos difíciles como en los cotidianos.
Como padres de cuatro adolescentes, Mary y yo hemos aprendido la importancia de la escucha. Preguntamos sin suposiciones, y elegimos abrazar antes de actuar. Cada joven es único, y es esencial permitir que se expresen. Una y otra vez, nos asombran con su comprensión de sí mismos y de su entorno. En mi opinión, son valientes, ya que se atreven a mostrar su vulnerabilidad, considerándola una fortaleza.
Ante el aumento de la polarización, a veces nos olvidamos de que podemos ver las cosas desde distintos puntos de vista. Debemos evitar caer en el extremo de 'a favor o en contra' y encontrar un terreno común. Es posible aprender de las diferentes perspectivas, lo cual puede ser enriquecedor. No debemos permitir que el desacuerdo impida el intercambio de ideas, ya que es en estas interacciones donde podemos avanzar juntos.
Muchos daneses se involucran en trabajos voluntarios, desde enseñar a los niños hasta acompañar a personas en momentos difíciles. Esta voluntad de colaborar muestra que cuidar del otro genera un sentido de comunidad. Agradezco a todos aquellos que dedican su tiempo a construir una sociedad más unida.
Vivimos en tiempos complicados. El sufrimiento de muchas familias en el Medio Oriente es tangible. También seguimos con gran interés la lucha del pueblo ucraniano por su libertad, un recordatorio de que jamás debemos dar por sentada la paz, incluso en Europa. La unidad en la defensa de nuestros valores es esencial.
Me gustaría expresar mi gratitud a todos los daneses, en el país y en el extranjero. Este nuevo año trae consigo motivos para estar orgullosos: confianza, humanidad y solidaridad. Mi primer discurso de Año Nuevo es una experiencia que recordaré siempre. Se dice que 'bien comenzado es casi terminado', y no podríamos haber deseado un inicio más positivo en nuestra nueva etapa como familia real. Anhelamos lo que el nuevo año nos traerá, y sobre todo, recorrer este camino junto a todos ustedes. Gracias por el año que finaliza y, finalmente, ¡feliz Año Nuevo! ¡Dios bendiga a Dinamarca!"
El discurso del Rey Federico X ha dejado clara su impronta, aunque ha mantenido el legado de su madre. Esta tradición del discurso de Año Nuevo se inició en 1941 con Christian X, y se ha transmitido de generación en generación, adaptándose a cada nueva realidad.
El regreso del rey y su elección de escenario
En su mensaje inaugural, Federico X ha elegido un telón de fondo significativo desde el Palacio de Federico VIII en Amalienborg. La sala cuenta con murales que representan Dinamarca, las Islas Feroe y Groenlandia, además de una obra vinculada a su esposa, la reina Mary. Todo ello, realizado por el artista Jesper Christiansen.
El Rey se sentó frente a un decorado sencillo pero elegante, centrando su atención en los recuerdos familiares que adornaban la sala. Su intervención fue seguida por un espectáculo de fuegos artificiales, consolidando un momento que quedará en la memoria de los daneses.
Este nuevo capítulo en la historia del país empezó con un despliegue de seguridad sin precedentes, con pantallas instaladas para el público, ansioso por escuchar las palabras del nuevo monarca en un ambiente festivo, a pesar de las bajas temperaturas que reinaban en Copenhague.
Los daneses, desde distintas partes del reino, aprecian el compromiso de su nueva soberanía, que refleja el cariño y la unión entre la familia real y los ciudadanos.
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