El más reciente intento de los seguidores de Pedro Sánchez por demostrar su fuerza en las calles tuvo lugar el domingo por la tarde en el centro de Madrid. Este acto resultó ser inusual, ya que se llevó a cabo apenas unas horas antes de que el presidente del Gobierno anunciara su decisión sobre su permanencia o renuncia al cargo.
La marcha, organizada por la desconocida asociación juvenil ‘La Plaza’, llevaba como lema “Por amor a la democracia” y logró reunir alrededor de 5.000 personas, según cálculos de la Delegación del Gobierno. El objetivo de la manifestación, que partió desde Atocha hasta el Congreso de los Diputados, fue denunciar lo que los organizadores señalaron como ‘lawfare’, las denuncias falsas y la utilización de “mafia y panfletos pagados con dinero público” por parte de la derecha ultra para derrocar gobiernos progresistas.
Aunque se insistió en que la protesta era apolítica, la mayoría de los gritos y carteles expresaban el apoyo a la continuidad de Pedro Sánchez en La Moncloa. Muchas de las pancartas utilizadas en la marcha eran recicladas de la concentración previa frente a la sede del PSOE en la calle Ferraz, convocada para instar al presidente del Gobierno a seguir en su cargo.
Este evento, que originalmente estaba programado para la mañana pero se pospuso debido al cierre de las calles por el Maratón de Madrid, se convirtió en el segundo acto de respaldo a Sánchez en la capital española ese día. Previamente, en el Auditorio Marcelino Camacho de Madrid, se llevó a cabo un acto llamado ‘Por la Decencia Democrática’, en el que figuras como la actriz Marisa Paredes, el director del Instituto Cervantes Luis García Montero, el escritor Benjamín Prados y el cantante Miguel Ríos expresaron su apoyo al presidente del Gobierno, junto con los líderes de CCOO y UGT.
Estos participantes hicieron un llamado a la movilización contra la cultura del odio y reivindicaron la importancia de la decencia en la democracia, especialmente en un momento de peligro para el país.