La cosa se está poniendo seria y este viernes se ha podido comprobar de forma fehaciente tanto en la estación de tren como en el aeropuerto de Málaga, donde policías nacionales y agentes de seguridad privados están identificando y preguntado el motivo de su viaje a cada uno de los pasajeros.

En el aeropuerto de Málaga el control es férreo a la entrada. Solo pueden acceder aquellas personas que tengan ya su tarjeta de embarque. De hecho, este diario ha entrado a la terminal con la autorización de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea y acompañado por dos policías nacionales de incógnito. Los familiares o amigos que no vayan a viajar se tienen que quedar fuera.



En la terminal 3 a las 10:30 el ambiente era desangelado. Apenas tres o cuatro colas para embarcar. Poco movimiento de personas en el filtro de seguridad, donde habitualmente hay bastante trajín. En la zona de llegadas decenas  de personas, la mayoría turistas extranjeros, aparecían por la puerta con cara de felicidad pese a la pandemia. 

En la estación María Zambrano agentes de la policía nacional han identificado uno por uno a todos los viajeros que salían o llegaban. A las 12:15, por ejemplo, ha pisado tierra malagueña un AVE procedente de Madrid y, automáticamente, tres agentes han organizado filas para los pasajeros, sumándose luego un cuarto agente para aligerar la espera. Miraban el DNI, les preguntaban de dónde venían -el AVE hace varias paradas en su trayecto- y les reclamaban algún tipo de documento que justificara su estancia en Málaga. 

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