El inicio de la temporada de la Fiebre del Nilo Occidental suele coincidir con la llegada del verano, pero este año ha adelantado su aparición, con los primeros casos detectados en marzo, durante la primavera. En la localidad sevillana de Lebrija se confirmó un cuadro de esta enfermedad en un niño menor de cinco años que estuvo hospitalizado durante diez días. Ante esta situación, la Junta de Andalucía ha asegurado una “vigilancia continua” contra los mosquitos responsables del virus.

¿A qué se debe este adelanto de una enfermedad que suele manifestarse en verano? Según el director general de la Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (Anecpla), Jorge Galván, las lluvias recientes y el aumento posterior de las temperaturas han creado las condiciones ideales para acelerar la reproducción de los mosquitos. El cambio climático también ha contribuido a que las condiciones para la reproducción de estos insectos se alcancen antes.

Andalucía, por su ubicación geográfica y sus condiciones climáticas, es una región propicia para la presencia de especies plaga como mosquitos y garrapatas, transmisores de enfermedades graves como la Fiebre del Nilo Occidental. Consciente de esta situación, la Junta de Andalucía ha aprobado el I Plan Estratégico para la Vigilancia y Control de Vectores Artrópodos con incidencia en Salud, siendo una iniciativa destacada en España en este ámbito.

Desde Anecpla se valora positivamente este plan y se destaca la importancia de involucrar al sector profesional en las iniciativas de control de vectores para garantizar su éxito. La Fiebre del Nilo Occidental es una zoonosis transmitida por la picadura de mosquitos Culex, con seres humanos y équidos como huéspedes finales, pero sin transmitir la enfermedad.

Para prevenir la infección en humanos, es fundamental evitar las picaduras de mosquitos, utilizando medidas como mosquiteras en ventanas y puertas, y evitando transitar por zonas de humedales al atardecer y amanecer. Aproximadamente el 80% de las infecciones en humanos son asintomáticas, siendo la fiebre la presentación clínica más común. Los ancianos y personas inmunocomprometidas tienen un mayor riesgo de desarrollar enfermedades graves causadas por el virus.

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