Manos Limpias es una organización que estuvo al borde de la desaparición en 2016, pero ha resurgido recientemente con una querella contra la esposa del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. A pesar de que se presenta como un sindicato, en realidad tiene muy poca presencia y parece estar reducida a su máximo dirigente, Miguel Bernard Remón, y a un pequeño círculo íntimo que lo apoya en sus acciones legales.
Bernard Remón, exabogado del Ayuntamiento de Madrid y exdirigente fascista, ha sido el rostro visible de Manos Limpias a lo largo de los años. A pesar de negar cualquier etiqueta política, su historial electoral y su pasado en Fuerza Nueva lo relacionan directamente con la extrema derecha. La organización ha presentado cientos de demandas a lo largo de su existencia, pero pocas han tenido éxito. Su notoriedad alcanzó su punto máximo con el ‘Caso Nóos’, donde lograron sentar en el banquillo a Cristina de Borbón.
Sin embargo, el sindicato ha estado envuelto en varios escándalos a lo largo de los años. Desde acusaciones contra políticos y líderes sociales hasta denuncias basadas en informes falsos, Manos Limpias ha sido objeto de críticas y cuestionamientos sobre su verdadero propósito. A pesar de afirmar que su objetivo es denunciar la corrupción política y económica, su historial está lleno de archivos judiciales y escándalos.
A pesar de haber sido absuelto de las acusaciones de extorsión a entidades bancarias, Manos Limpias ha vuelto a la carga con nuevas demandas en los últimos meses, aunque con poco éxito. Sus intentos de acusar a figuras políticas prominentes han sido desestimados por los tribunales, lo que pone en duda la efectividad y la legitimidad de sus acciones.
En resumen, Manos Limpias es una organización controvertida que ha generado polémica a lo largo de los años. A pesar de su aparente lucha contra la corrupción, su historial de demandas fallidas y sus conexiones políticas han suscitado dudas sobre su verdadero propósito y su relevancia en la escena legal y social.