La tarde del Domingo de Resurrección se inició con la incertidumbre que había caracterizado toda la Semana Santa. La lluvia había impedido que la procesión del Resucitado saliera y amenazaba con cancelar los traslados de las imágenes titulares de las casas hermandades a sus iglesias. Siete traslados y la salida de Dolores de San Juan de la Catedral se veían afectados por las condiciones climáticas. Ante esto, se anunciaron cambios en los horarios de salida de algunas hermandades para evitar la lluvia.

La Cofradía de El Rico retrasó su salida debido a la previsión de lluvia y otras hermandades como Humillación y Estrella también ajustaron sus horarios. El ambiente de incertidumbre y expectativa se palpaba en las calles, con cofrades y devotos ansiosos por ver las procesiones. A pesar de las complicaciones, la devoción y la espera se mantenían intactas.

Finalmente, las imágenes de Cautivo y Trinidad salieron a las calles con el anhelo de los fieles que habían esperado pacientemente. El retraso en los horarios no opacó la emoción y el entusiasmo de quienes presenciaban este acontecimiento. La luz del sol iluminaba el camino de las imágenes, marcando un momento especial en esta celebración de la Semana Santa.

El trayecto de las procesiones llevó a los devotos a revivir momentos significativos de la semana, con la llegada de Pollinica a San Agustín y Dolores de San Juan en el Centro de la ciudad, recordando la procesión interrumpida por la lluvia del Viernes Santo. Cautivo y Trinidad, entre el fervor de la multitud, finalmente llegaron a la Iglesia de San Pablo donde se destacaba el ambiente de recogimiento y contemplación.

La combinación de cielo despejado, nubes suaves y la presencia de las imágenes en las calles crearon un escenario único y conmovedor. Esta celebración del Domingo de Resurrección, atípica y marcada por la lluvia, será recordada por su emotividad y por la unidad de los cofrades y devotos en medio de las adversidades. Una Semana Santa inolvidable para muchos, pero que también nos recuerda la fuerza y la belleza de la naturaleza en su plenitud después de la lluvia.

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