El cristianismo se presenta como una religión monoteísta, pero durante la Semana Santa se observa un escenario politeísta con la presencia de múltiples Cristos que provienen de diferentes hermandades. Ante esta diversidad, surge la interrogante sobre cuál de ellos es el verdadero. Lo mismo ocurre con las diversas imágenes de vírgenes que compiten entre sí, ¿cuál de ellas representa a la verdadera María, la madre de Jesús de Nazaret en hebreo, Yeoshua Bar Josef?
Al igual que en la política, las personas reciben información de diversas fuentes, muchas veces inciertas, fraudulentas y manipuladas para ajustarse a los intereses de quien las difunde. De la misma manera, la Iglesia primitiva, en su expansión y apoyo al Imperio Romano, ha difundido una versión de Cristo creada por San Pablo, distinta al Jesús histórico. Este Jesús era un judío ortodoxo, observante de la ley de Moisés, que vivió, predicó y fue crucificado por desafiar al poder romano.
En el pasado, la Iglesia tenía el control sobre la cultura, el conocimiento y la información, imponiendo su visión del mundo. Sin embargo, en la actual era de la información, es posible acceder a una amplia gama de contenidos con solo usar un dispositivo móvil. A pesar de esto, muchas personas prefieren ignorar los descubrimientos científicos, históricos y arqueológicos sobre la vida de Jesús de Nazaret, optando por aferrarse a creencias antiguas.
Al observar las procesiones de Cristos y vírgenes durante la Semana Santa, es inevitable cuestionarse qué pensarían los judíos del siglo I, como los apóstoles, evangelistas, María y Jesús de Nazaret, al ser elevados a la categoría de divinidades en una religión nueva para ellos. La Iglesia los convirtió en cristianos y los sujetó a dogmas que nunca conocieron en vida.
En conclusión, el panorama religioso durante la Semana Santa nos invita a reflexionar sobre la diversidad de creencias y la importancia de cuestionar y buscar la verdad más allá de las tradiciones y dogmas establecidos. La información y el conocimiento pueden enriquecer nuestra fe y nuestra comprensión de la figura de Jesús de Nazaret.