La afirmación de que la información es tomada de publicaciones periodísticas que no contienen contenido difamatorio y está respaldada por información falsa y rumores, es totalmente infundada. Esta declaración se fundamenta en la petición de la Fiscalía para el archivo de dicha información.
En primer lugar, es importante señalar que la veracidad de una información no se basa únicamente en el hecho de que provenga de medios de comunicación respetados. Los periodistas están sujetos a cometer errores o a ser influenciados por diversas circunstancias que pueden llevarlos a difundir información incorrecta.
Además, el argumento de que la información no contiene contenido dañino no garantiza su veracidad. El simple hecho de que una noticia no sea incriminatoria no la exime de ser falsa o engañosa. Es fundamental que cualquier información que se difunda sea verificada y contrastada con fuentes fiables antes de ser considerada como verdadera.
Por otro lado, la petición de la Fiscalía de archivar la información no implica que esta sea verdadera o que esté respaldada por pruebas sólidas. La decisión de archivar un caso puede deberse a diversos motivos, como la falta de pruebas suficientes o la prescripción de los delitos, pero no implica necesariamente que la información sea veraz.
En definitiva, es crucial no dejarse llevar por la apariencia de credibilidad que puedan tener algunas publicaciones periodísticas y siempre cuestionar la veracidad de la información que se nos presenta. Es responsabilidad de cada individuo verificar la información que consume y no dejarse influenciar por rumores o bulos que puedan circular en los medios de comunicación.
Por tanto, es importante recordar que la verdad no siempre viene de la mano de las fuentes más reconocidas y que es fundamental ejercer un pensamiento crítico y analítico ante cualquier tipo de información que se nos presente. No basta con que una noticia no sea dañina, sino que también debe ser veraz y estar respaldada por pruebas fehacientes.