La ciudad de Ronda se destaca por tener tres impresionantes puentes sobre el Tajo que divide la población: el Nuevo, el Viejo y el Árabe. Estas estructuras son obras de ingeniería que han permitido a lo largo de la historia que los habitantes de la localidad crucen la garganta formada por el río Guadalevín, la cual alcanza una profundidad de alrededor de cien metros y una longitud de cerca de 500 metros.

El Puente Nuevo, construido en el siglo XVIII, es el más famoso de los tres puentes y se sitúa en la parte más alta del corte en el Tajo. Con una altura de casi cien metros sobre el nivel del río, este puente impresiona a los visitantes con su magnificencia. Por otro lado, el Puente Viejo, del siglo XVI, conecta la ciudad vieja con el barrio de Padre Jesús, mientras que el Puente Árabe, el más antiguo de todos, data del siglo XIII y se utilizaba como acceso a los arrabales y la medina de Ronda.

El Puente Viejo, que ha sido reparado en diferentes ocasiones a lo largo de los siglos, posee un único arco de diez metros y cuenta con restos que sugieren la existencia de un puente anterior en el mismo emplazamiento. Por otro lado, el Puente Nuevo, diseñado por José Martín de Aldehuela, permitió la expansión de la ciudad al abrir el tráfico en 1787. Anteriormente, en 1735, se había construido otro puente en el mismo lugar que se derrumbó por mala ejecución, dando lugar a la creación del Arco de Felipe V.

En definitiva, los puentes de Ronda son no solo obras de ingeniería impresionantes, sino también testigos de la historia y el desarrollo de la ciudad a lo largo de los siglos. La belleza y la importancia de estas estructuras no dejan indiferente a quienes las visitan, evidenciando la habilidad y creatividad de los habitantes de Ronda para superar los desafíos impuestos por la naturaleza.

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