La lucha entre los árabes y los judíos en Israel no se trata de un conflicto territorial, sino de una guerra religiosa con motivaciones yihadistas para expandir el Islam en el mundo. A pesar de que Israel nunca ha atacado a ninguno de sus vecinos, se le culpa de ocupar y robar territorios palestinos, aunque en realidad adquirió esos terrenos a precios injustos de terratenientes en la diáspora. La noción de un estado palestino histórico es falsa, ya que la región ha estado dominada por diferentes imperios a lo largo de la historia.

Otro mito erróneo es el de los refugiados palestinos, que son rechazados por sus vecinos árabes y viven en condiciones de extrema pobreza. A diferencia de las naciones árabes, Israel ha otorgado pasaportes y derechos civiles a los refugiados palestinos que decidieron quedarse en el país. Sin embargo, esta información se mantiene oculta y no se divulga ampliamente.

El conflicto entre árabes y judíos está lleno de mentiras y odio injustificado hacia el pueblo judío. La demonización de los judíos ha sido fomentada a lo largo de la historia por la Iglesia católica y ha alcanzado su punto álgido en la sociedad medieval.

No se trata de tomar partido por uno u otro bando o creer en las cifras de muertos proporcionadas por grupos como Hamás, que utiliza la muerte de su propia gente para obtener beneficios económicos. La glorificación del terrorismo y el asesinato en la Autoridad Palestina es preocupante y demuestra la falta de humanidad en el conflicto.

Aquellas personas que abogan por un estado palestino deberían entender las consecuencias de apoyar a una cultura que no respeta los derechos humanos y perpetúa la violencia. La ignorancia de ciertos grupos, como feministas, activistas LGBT, y otros que defienden a Palestina sin conocer la realidad del conflicto, es peligrosa y podría exponerlos a una situación de opresión y discriminación.

Por admin

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *