La acusada por participar en la exhibición pública, a modo de procesión, de la imagen de una vagina de plástico ataviada como si fuera una virgen durante la manifestación del Día de la Mujer el 8 de marzo de 2013 en Málaga se ha declarado inocente y ha dicho que no pensó que pudiera ofender a los católicos y que no era su intención hacerlo, sino que pretendía defender los derechos de las mujeres.

El juicio ha quedado este miércoles visto para sentencia en el Juzgado de lo Penal número 10. La denuncia la presentó la Asociación de Abogados Cristianos, que acusa por un delito de provocación a la discriminación, odio y violencia por motivos referentes a la religión y por otro contra la libertad de conciencia religiosa, pidiendo 12 meses de prisión y multa. La Fiscalía acusa por un delito contra los sentimientos religiosos.



La acusada ha explicado que fue a la manifestación del 8M en general y luego se quedó con el colectivo que llevaba la vulva de plástico, pero ha dicho que no hubo un acuerdo previo. Así, ha manifestado que la mantilla, la peineta y otros objetos se los dieron allí el grupo que llevaba esa imagen y que también le pasaron un móvil con frases que leyó, pero que no había visto previamente ni se sabía de memoria.

La procesada ha precisado que la manifestación de ese año incidía contra la reforma del aborto, el retraso en los derechos de las mujeres que suponía según los colectivos feministas y se protestaba contra determinadas instituciones, como la Conferencia Episcopal, que defendían esa reforma del Ministerio de Justicia. Así, ha reiterado que no tiene vinculación con la organización y que nadie daba órdenes de quién cogía la imagen o quién leía: “Era todo muy fluido”.

“Entiendo que puede resultar ofensivo, pero jamás fue mi intención”, ha asegurado, apuntando que “en ese momento no me planteo, no veo que puede ser ofensivo, puede ser soez pero no ofensivo”. “En su momento, no pienso que esté faltando al respeto a los católicos, es una forma performática de protesta”, ha reiterado, señalando que no llevó todo el rato la vulva a hombro y que tampoco cogió el megáfono, estando en algunos casos callada.

“Entiendo que puede resultar ofensivo, pero jamás fue mi intención”, ha reconocido

En su derecho a la última palabra, la acusada ha asegurado que “no es verdad que se quisiera ofender, se trataba de dignificar lo que las feministas hemos hecho”, insistiendo en enmarcar esta performance “en una reivindicación de la libertad sexual y reproductiva de la mujer”.

En el juicio también han declarado un policía nacional, que ha ratificado la identificación de la acusada por el vídeo y que ha dicho que tuvo el material bruto, sino lo que se colgó en una plataforma; y un representante legal de la Asociación de Abogados Cristianos, que ha confirmado ese sentimiento de ofensa y que recibieron llamadas de quejas de numerosas personas.

También ha comparecido dos de las organizadoras habituales de la manifestación del 8M en Málaga, que han corroborado que la acusada no participó en la organización de esa manifestación general que cada año recorre las calles, apuntando que normalmente llevan el mismo recorrido y se pasaba siempre por la plaza donde se encuentra el Obispado.

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