La Semana Santa de Málaga de 1929 fue memorable, pero un accidente amenazó con empañarla. Durante el Viernes Santo, las hermandades del Descendimiento, del Amor, de la Piedad, de la Soledad, de Servitas y Santo Sepulcro desfilaron por las calles de la ciudad, cautivando a malagueños y visitantes. Sin embargo, un incidente involucrando a la Hermandad del Santo Sepulcro casi termina en tragedia.

Mientras la procesión transitaba por la calle Torregorda hacia la Alameda Alfonso XIII, actual Alameda Principal, el palio de Nuestra Señora de la Soledad se enredó en los cables eléctricos del tranvía. A pesar de los esfuerzos de los participantes para liberarlo, un poste dañado en la base se desplomó sobre Antonio Sanabria López, quien lamentablemente falleció a causa del impacto en la cabeza.

El caos se desató entre la multitud, con cables eléctricos arrojando chispas y causando leves heridas a varios presentes. A pesar de este trágico incidente, la procesión continuó con su esplendor y magnificencia habituales, siendo presenciada por destacadas personalidades de la época. La normalidad se restableció tras la reparación de los daños en el lugar del accidente.

El juicio relacionado con el trágico suceso se llevó a cabo en enero de 1932, con varios acusados enfrentando cargos de homicidio por imprudencia. Tras solicitudes de penas contradictorias por parte de las partes involucradas, finalmente los trabajadores de la hermandad del Santo Sepulcro fueron absueltos en febrero de 1932.

A pesar de la confusión y los errores en las publicaciones de la época, la verdad sobre el accidente en la Semana Santa de Málaga de 1929 salió a la luz. A pesar de la tragedia que lo rodeó, la procesión logró concluir sin más contratiempos, dejando un recuerdo imborrable en la historia de la ciudad.

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